Un perdón; una resignación
es lo que te doy.
No hay mucho en mi catalogo
ni en existencia tus deseos.
Palabras ardientes, venenosas
como flechas a talones
a tu corazón en reconstrucción
se estrellaron.
Entre dudas y consejos
más flechas salieron;
de mis manos escaparon
y gozoso las despedía.
¿Qué tan mal hice?
Un perdón y un último llanto,
es lo que pongo en plato.
El error y la satisfacción;
hace la mancha más atroz.
De negro me vestía en tus días alegres,
en las mañanas el sol te lo ponía
al lado contrario de tu presencia.
Culpaba al mundo y el mundo me señalaba.
¿Qué tan miserable era
para culpar al sol de la humedad?
Pero el tiempo enseña.
Un perdón y un último llanto;
es lo poco que tengo.
Las trompetas suenan,
la gente grita a extraños sin control
una canción de seis notas.
Yo sólo quiero que sepas:
que no hay perdón ni llanto
que haga en ti reparo.
Hay canciones tristes en ti
que en el verano
traen lluvia sin fin.