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Era como un fantasma
aparecía sólo en las noches.
No sé cómo llegar a casa
pero todo está bien.
No sabía cómo hacer un hogar
ni cómo encontrar el camino,
vivo en limbo
y todo está bien.
Vivía a la luz del sol.
Mi madre gritaba mi nombre en las mañanas
y perdía el control,
pero no la escuchaba.
La gente decía que era un ser extraño,
pero para mí era
un fantasma,
que escalaba mi alma.
Todo estaba atrás mío,
no podía negarlo,
ayuda era lo de menos
cariño: era perecedero.
Recuerdo los días de enero
los soles
y los inviernos,
las gotas de sueño
los gritos de alegría.
Era un fantasma
que devolvía todo,
que soplaba regalos eternos
para almas quebradas.
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