En las fuentes de sabiduría
parloteaban los descansos;
gente castigada
encadenada por papel de color.
Consigo las mismas voces
el registro no cambia
y sólo alientan a la adoración
de dioses
de papel de color
de cadenas con corbata.
Consigo alientos;
soles temporales
que se apagan y se alejan
cuando a mis ojos
les destila sin controlarse
la maldición del dolor.
Consigo piedras
las guardo;
las coloco en la librera
como si trofeo
de un viaje acabado
donde la muerte ignorando
no tomo mí alma.
Consigo los deseos
de gente ajena
que me los carga
sin preguntar.
Basta de quejas
que lo que en verdad consigo
son preocupaciones
de gente que se pregunta
y se preocupa
¿de qué me mantendré
en este mundo que carece
y que se vive del papel?